Me desperté y miré hacia todos los ángulos para comprobar si aquello había sido un sueño. Observé la hora en un reloj cucú muy antiguo que estaba frente a mí, eran las ocho de la mañana, todavía temprano. Miré a mi lado y no había nadie, cuando me levanté aún estaba media dormida; volví a mirar a los costados insegura de la exactitud de mi primera observación, no podía diferenciar la realidad de la fantasía, observé hacia el otro costado y visualicé a la pelirroja que me miraba otra vez. No me moví, ella me tiró una sonrisa macabra e irónica. - Buen día, te saliste con la tuya después de todo. No te sientas tan segura de que yo no voy a hacer nada para que Nahuel se despoje de ti. - Alma, ¿cómo te sientes? – dijo Nahuel mientras entraba ágilmente y tiraba una mirada fulminante a la pelirroja. Por mi parte me limité a observar a Nahuel, no estaba para aguantar a la petulante pelirroja, ni siquiera estaba segura de que ella fuera real. Insistí con irme, con mi hermano con mi familia, pero él ya se había encargado de todo, ya había metido en la historia a Flor pidiéndole de mi parte que me guardara el secreto, el que podía saber y me cubriera por esa noche. Intenté no molestarme, pensando que le iba a decir a Flor cuando la viese y me preguntase todo lo que había pasado, detestaba mentirle, detestaba mentir, pero debía hacerlo, según Nahuel era demasiado peligroso que ellos supieran o sospecharan algo, lo mejor es que siguieran siendo ignorantes ante esta historia. A pesar de que tenía miedo por simplemente pensar en que los que amaba podían estar en peligro, debía ser fuerte, Nahuel me miraba con tristeza queriendo arreglar todo en ese mismo momento para mi y para mi gente. En un momento no pude evitar insistir en ver a mis amigos y familia, aunque sea por última vez - Me tengo que ir, tengo que volver a casa, no puedo estar aquí para siempre, tengo clases y tengo que... - ...ir a ver a Gabriel – terminó mi frase, me movilicé, lo dijo con más tristeza de lo que su cara mostraba, lo cual no era chiste. No me había olvidado de Gabriel, a pesar de que estaba metida en un cuento de hadas bizarro - De acuerdo, vas a tener tu vida normal mientras tanto. Ya te dije yo voy a andar siempre a tu alrededor – eso no me gustaba tanto, no quería que escuchara lo que yo le iba a decir a Gabriel, ni me quería sentir observada todo el maldito día. Por más que fuera él quien lo hacía. - Eso crees tú – dijo Lara mientras se retiraba del lugar. Ninguno le dio importancia y seguimos la conversación. Fuimos hacia su auto. Paró dos cuadras antes de la casa para protegernos de mi hermano, me bajé y caminé hacia la puerta; no lo saludé, sabía que lo iba a ver demasiado seguido y aún me sentía un poco avergonzada, de todos modos todavía no estaba muy convencida de lo que estaba pasando. Él se dio cuenta de mi indiferencia, y no protestó, no quería presionarme. Llegué a casa y mi hermano no estaba como supuse, había una nota encima de la mesa como siempre, lo cual me tranquilizó hasta ver el final de la nota, sabía que se iba a enojar, le iba a contar a mi madre y por más que ella me amara, de seguro no me dejaría salir por un mes.
Alma te dejé el almuerzo pronto en el microondas. Emi vuelve hoy, me llamó y me dijo que había tenido una discusión con Marcelo. Así que se vuelve, va a estar a las 4. Yo vuelvo antes y vamos a hablar sobre lo de anoche. .
Subí, tomé un baño bien caliente y prolongado. Me cambié, bajé las escaleras con la computadora portátil de mi hermano y me hice un café. Entré a Google, puse ángeles junto con Nahuel. Nada apareció, o su nombre era otro o no tenía nada que ver con ninguno de estos. Puse ángeles en general y empecé a leer, nada hablaba acerca de enamoramientos, protegidos, y cualquier cosa que yo supiera sobre lo que estaba pasando. No tenía nada con que agarrarme, definitivamente estas historias no estaban en el conciente humano. Me dediqué a revisar mis mail, había uno de Flor que me preguntaba en que andaba, porque estaba tan extraña. Otro de Benja que me preguntaba algo parecido. Fui a buscar los textos para la facultad así los releía para la clase del día siguiente, pretendía hacer lo normal, no quería que todo esto se me subiera a la cabeza y terminara loca de verdad. Miré rumbo al teléfono y visualicé que había tres mensajes en el contestador, fui hacia ella y apreté el botón para poder escuchar. El primer mensaje era de mi mamá: Cariño, te llamé a casa y me dijo Manu que estabas en lo de Flor, te llamé al celular y no me respondiste. ¿Todo esta bien mi amor? Llámame en cuanto puedas. Te amo. Adiós Tenía que llamarla, no podía dejar que se preocupara demás. Por suerte ella nunca llamaba a lo de Flor, no le gustaba sofocarme y parecer una madre desesperadamente protectora, así que se limitaba a llamar a casa o a mi celular, nunca más de eso. Solo que se tratara de una emergencia. El segundo mensaje era de Flor, no era suficiente el mail: Ali, te olvidaste unas cosas en casa, llámame cuando puedas. Adiós. Ella si que no tenía un pelo de tonta, quería saber como estaba y dejarme un mensaje para que la llamara, porque estaba enojada y preocupada, pero de una forma sutil para que mi hermano no dudara. El tercero era de Marcelo: Hola, quería llamar para decirles que Emiliano va para ahí antes, ya deben de saberlo pero de todas formas les aviso. Los extraño, los amo adiós. Cómo me enfurecía cuando ponía excusas para hablar con nosotros, aunque fuera de esta manera. No quería pensar en él, ya tenía demasiado. Tomé el teléfono y llamé a mamá, para intentar tranquilizarla y que crea que todo estaba bien. Odiaba mentir, y sobre todo a ella. La conversación continuó rutinaria, como si nada estuviera pasando, no se enojó, solo me hizo prometerle que me cuidaría y le haría un poco más de caso a mi hermano. Ella sabía lo exagerado que era él, debí suponer que se lo tomaría a bien. Le pedí por favor que no se preocupara tanto, pero era mi madre me amaba y yo a ella.
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