- No Alma. Conseguí un trabajo como profesor en una Universidad de California. Me ofrecieron buen dinero, un lugar para estar y lo único que me tengo que pagar es el viaje. Todo ya esta arreglado.
- Pero... ¿Cómo? – mis ojos no podían dejar de llenarse de lágrimas, las cosas ya eran mucho más lejanas para mi entendimiento. Ya todo se estaba transformando en lo que no quería.
- Me lo habían propuesto hace tiempo ya, pero por razones prácticamente obvias no quise irme, no quise decirte porque sabía que me ibas a decir que fuera, pero yo ya lo había decidido así que no quise discutirlo; pero ahora ya no tengo nada más que hacer por aquí y acepté. Me voy mañana a la tarde.
- No quiero que te vayas, no te vayas. – su cara ya no era solo de tristeza, sino de sorpresa. Tanto como la mía, ¿qué estaba pidiéndole? Tenía un gran futuro por delante, no lo había aceptado, claramente porque estaba conmigo. Ahora que yo lo había dejado, estaba libre para seguir con su carrera. Tenía una gran oportunidad entre manos, una vez la dejó por mi culpa, ahora no podía dejarla por mi egoísmo de no perderlo. Cuando no quería volver claramente con él, o por lo menos era lo que yo creía. Esta era la prueba final, tenía que dejarlo ir, sería genial para el estar lejos de mí y haciendo algo que le gusta, y lo que va a lograr que sea mejor profesionalmente.
- ¿De qué me hablas Alma? Si tú no quiere estar más junto a mí.
- Pero es que tampoco puedo estar lejos de ti – si, indudablemente estaba totalmente loca, estaba volviéndome egoísta. "¡¡Déjalo ir Alma!! ¡¡Déjalo ir!!"
- Ahora si que estoy confundido. No entiendo que es lo que quieres Alma. No juegues conmigo.
- No, no estoy jugando. Yo te quiero, no quiero que te vayas.
- ¿Vas a volver conmigo? – "bueno, ¿ahora que le ibas a decir? ¿Querés volver con él?"
- La verdad es que mejor es que te vayas, las cosas van a estar mejor así. No quiero darte falsas esperanzas, para que te quedes y al final pierdas una oportunidad como esta, y yo como una niña caprichosa te diga que no o algo así. Es mejor que tomes el trabajo y hagas lo que tenés que hacer. No me hagas caso a estos ataques de egoísmo. – "
- Es lo más sensato. No quiero volver a despedirme de ti, ya tuvimos esta conversación y me quiero quedar con ese momento. – seguía triste, pero ahora estaba entregado a un final.
- Yo igual. Discúlpame. No quería causar todo esto.
- Las personas terminan todo el tiempo. Es parte de la vida Alma, no te sientas culpable. El tiempo ya hará lo suyo. ¿Vamos?
- No, yo me quedaré aquí un rato más. Me gustaría pensar un poco y este es un excelente lugar.
- ¿Segura? No, mejor no, te llevaré a tu casa o a tu auto para que te vayas, supongo que viniste en él, a pie tan rápido lo dudo. ¿O te trajo alguien? – preguntó temeroso
- No, no. Vine en mi auto. Pero de verdad, por favor, quiero quedarme aquí. Prometo que será un ratito nada más.
- ¿Tienes tu celular encima por lo menos?
- Si claro. – preferí decirle eso así se dejaba de preocupar por mi y se marchaba, de todos modos mi auto estaba a unos pocos minutos nada más.
- Adiós Alma- se marchó, como aquella última vez. En esta ocasión preferí no dar vuelta la cara y seguí mirando hacia delante para no continuar martillándome la cabeza. Después de todo lo malo, algo me salvaba. Volví a mí, me saqué ese egoísmo que me estaba matando anteriormente. Volvía ser “la pequeña Alma”. La noche estaba estrellada y tranquila, gracias a dios la luna iluminaba la noche y al agua; sus reflejos me daban tranquilidad, había ruido de animales e insectos, pero suaves. Todo tan exacto para el momento.
– Últimamente a la gente se le dio por aparecer detrás de mí y asustarme. – suspiré - ¿Cómo me encontraste? ¿Me seguiste?
- Algo así. – hice una mueca de disgusto - si, te seguí. Te vi alterada, no quería que manejaras de esa manera. Pero no podía pararte tampoco, decidí seguirte por cualquier cosa. – mis ojos en cualquier momento se iban a salir de su lugar, los abrí más aún.
- ¿Te vio??
- No, no me vio. No te preocupes, paré en un lugar para que no me viera cuando vi su auto estacionado delante del tuyo. Me di cuenta de que lo seguías a él y me sentí obviamente estúpido siguiéndote a ti. Parecía una persecución algo irónica – largó una risita fingida – cuando se fue y vi que tu no saliste, pensé en entrar. Quería saber si estabas bien.
- No te preocupes, nadie me asesinó y me tiró a la laguna. – sonreí forzosamente – Gracias por lo otro. No tenías porque hacerlo, te dejé solo en el bar y me fui corriendo detrás de alguien más. No merecía que vinieras a ver que no muriera en el camino.
- No te juzgo, hace poco terminaste con el y te vio con alguien más a solas. Cualquiera haría lo mismo.
- Gracias por entenderme más de lo que realmente deberías. Discúlpame.
- No hablemos más sobre eso. ¿Cómo se encuentra él? ¿Hablaron?
- Si, esta dolido. Pero de todas maneras le dije que vos y yo no teníamos nada que ver. – sus ojos se pusieron tristes y su rostro fue parecido a si se hubiera enterado que mañana mismo se acababa el mundo – pero también le dije que no volvería con el, y se va a ir del pueblo a trabajar en una Universidad de California de lo que a el le gusta. Así que no fue tan malo haber terminado con él. Su carrera va a crecer favorablemente.
- Lo siento mucho. Se nota que lo quieres.
- Si claro que lo quiero, fue mi primer novio. Estuvimos un año juntos, tuvimos que pasar muchas adversidades y yo lo dejé de la noche a la mañana. De todas maneras el se merecía mi sinceridad, siempre ha sido un gran tipo.
- ¿Vos como estás?
- Triste. Pero de todas maneras se que fue lo mejor, el tiempo hará lo suyo como el dijo. - Se quedó en silencio, como si supiera que yo necesitaba ese momento para mi y para escuchar solamente la naturaleza, y la tranquilidad.
- ¿Vamos? Está haciendo frío ya. – me dijo unos minutos más tarde. Asentí y marchamos hacia nuestras autos para irnos.
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