lunes, 23 de agosto de 2010

CAPITULO VII: LA CITA MAS CORTA Y LA DESILUCION MAS GRANDE Parte II

- Tampoco soy suicida. No me voy a meter en cualquier cosa por comprobar.

- Tienes razón, ¿pero que perdés? Estamos aquí en un lugar público, no te voy a hacer daño, no es mi intención, solamente quiero conocerte. Si luego de esto tu ves que yo no soy lo que tu piensas o no quieres saber nada más de mi, simplemente dímelo. Y yo no apareceré más por tu vida. – no quería eso, estaba segura de que me decía la verdad. Tenía miedo, ¿me estará haciendo algo psicológico para que yo crea en el?

- De acuerdo, no pierdo nada. – ¡¡¡ESTÚPIDA!!!!

- Aquí están sus cocas.

- Gracias Cris. – se marcho enseguida, pero en menos de un segundo estaba allí de vuelta muy preocupado, se notaba por su rostro.

- Ali, ¿puedo hablar con vos?

- Si claro – acepté un poco enojada, sabiendo por donde venía la mano.

- Discúlpame Nahuel, ya regreso – asintió amablemente.

- Mira Cris, yo se lo que hago. No me vengas con un sermón; cualquier cosa estoy acá y tu me vas a ver, así que no te preocupes por demás y...

- No Alma, no es eso –me interrumpió exaltado - Gaby esta del otro lado del bar - mis ojos se abrieron como dos platos y miré para todos lados.

- No lo vas a ver desde acá. No intentes mirar, te va a descubrir. Pero eso no es lo peor Ali.

- ¿Hay algo peor que eso? – le dije cada vez más y más nerviosa. Esto era lo peor que me podía estar pasando en el momento.

- Esta con Manuel y unos amigos.

- ¿QUÉ? – prácticamente grité, me puse con los pelos de punta, ¿qué rayos iba a hacer ahora? Claro que había algo peor. Siempre hay algo peor. – Hay Cris, -¿qué voy a hacer? Ayúdame por favor.

- Ándate antes de que te caigan. ¡Uy! no ya es tarde, Gaby viene hacia acá. – yo estaba de espalda desde donde el venía, me quedé inmóvil.

- No, no, no, no puedo tener tanta mala suerte- susurré.

- No Ali, no podes ser tan tonta. Estamos en un pueblo, todo el mundo se reúne en los mismos lugares. – tenía toda la razón; obviamente, yo no estaba pensando cuando le dije que si a Nahuel y menos iba a pensar en encontrarme así con mi hermano, y menos que menos con Gaby. Lo más importante, aunque no lo pareciera los últimos días de la forma en la que me comportaba.

- Cris llévame otra cerveza a la mesa o la paso a buscar cuando vuelva del baño ¿si?

- Si claro. – no se dio cuenta, genial que siga de largo y yo me hago totalmente la boba.

- ¿Ali? – demasiado tarde. Me di la vuelta y puse mi mejor cara de sorpresa, demás esta decir que no me salió nada convincente. - ¿cómo estás?, ¿qué haces por aquí? ¿viniste con tus amigos? – demasiadas preguntas a las cuales yo no estaba en muchas condiciones para responder.

- Alma, voy al baño ¿si? - Mis ojos dejaron de mirar automáticamente la cara de Gaby. Claramente este no era mi día.¿A Nahuel se le había ocurrido ir al baño justamente cuando yo estaba hablando con Gaby? ¿Sería cierto esto que me estaba pasando o solamente era una treta del destino? Una broma nada más. No, definitivamente esto estaba pasando.

No sabía que decir, las palabras no me salían. Intenté mirar a Gaby nuevamente, pero me estaba ganando el miedo. No quería ver su rostro lastimado, él no se lo merecía. De todas maneras tomé fuerzas y lo miré. Su rostro alegre de siempre, había cambiado. Tenía los ojos brillantes, pero sin lágrimas, su cara era de una tristeza profunda. Lo había herido. A pesar de que no le había dicho nada sobre eso, de todas maneras se dio cuenta de lo que allí estaba pasando. Mi cara se puso acorde con la suya, no podía dejar de sentirme mal por el hecho de que era yo la culpable de su tristeza. "Maldito baño que estaba tan cerca de nosotros ", pensé, como si aquel estuviera en complot con el destino para hacerme esto, sonreí para mis adentro, por la estupidez que estaba pensando.

- ¿¿Alma?? ¿¿Está todo bien?? – preguntó luego de no haberle contestado, detrás de mí Nahuel a quien todavía no había mirado; de seguro percibió lo turbio del ambiente – Ahh – dijo por lo bajo, debió de haber visto quién estaba y ahí si se dio cuenta de todo. De pronto sentí que el ya no estaba allí, de todas maneras no quise voltear, seguía mirando a Gaby como una tonta esperando que algo dijera, muriendo de vergüenza y tristeza; parecía hasta incapaz de pestañar.

- Me tengo que ir – dijo de pronto y se fue, quise seguirlo pero no pude. Me quedé allí parada como una cobarde. Ni siquiera tuve el valor de gritarle, vi como se iba ágilmente, y como uno de sus amigos corrió hacia la puerta preocupado para ver a donde se había ido de esa manera. Lo siguió, pero él lo despachó de un empujón, subió a su auto y se marchó. El amigo quedó allí en el medio de la calle, mirando al auto irse y levantando los brazos sin entender absolutamente nada. Luego dio media vuelta para volver hacia el bar y me vio allí parada. Su cara cambió de preocupación a enojo, me miró lleno de odio, se había dado cuenta sin que nadie le dijera nada que eso había sido por mi culpa, solo por mi culpa. Yo seguía allí parada, ahora mirando a su amigo, quién entró al bar sin dejar de mirarme hasta que dio la vuelta y volvió a donde estaban sus amigos, y mi hermano. Ya ni me preocupaba si le decía algo a Manuel, era lo de menos en este momento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario